Queridos hermanos y hermanas:
Van pasando los días de confinamiento y se acerca el momento más doloroso, ese en el que nos veremos privados de nuestro Lunes Santo.
La voluntad de Dios Soberano ha sido que 2020 vivamos una Estación de Penitencia muy diferente. San Gonzalo no saldrá a la calle pero, San Gonzalo, tiene que estar con todos los que veneran a Cristo Soberano y a su Bendita Madre de la Salud.
¿Y como lo vamos a hacer?¿Pidiendo en oraciones? ¿Emitiendo vídeos? ¿Recordando pasadas Estaciones de Penitencia? Seguro que todo ello nos ayudará a hacer más llevadero el dolor de nuestro sentimiento. ¿Pero, esto es lo que Dios quiere y espera de sus hijos en momentos de turbación, o quizás nos demanda un gesto más de caridad y amor?. No dudéis que vuestra hermandad, en la medida de sus posibilidades, ayudará y arrimará el hombro en estos momentos de crisis; siempre lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo; la Caridad es seña de nuestra identidad cofrade. Pero cada uno de nosotros, como hermanos de San Gonzalo, ¿qué vamos a hacer?.Tenemos hermanos y hermanas que se están dejando la piel en esta pandemia, profesional o voluntariamente, ellos son los verdaderos ángeles de Nuestra Señora de la Salud. Pero a todos los demás yo os pido un pequeño esfuerzo. La Semana Santa nos recuerda anualmente la Pasión y Muerte del Hijo de Dios, que nos legó su Cuerpo y su Sangre en Sacramento del Amor, la Eucaristía. La Eucaristía, y somos Hermandad Sacramental, símbolo de reconciliación.
Queridos hermanos hagamos de esta Semana de Pasión, previa a la Semana Santa, algo inolvidable. Utilicemos el teléfono, el correo electrónico, el medio que tengamos a mano, para la caridad y la reconciliación entre todos, así viviremos una Semana Santa diferente; dura, si, pero plena también. Son tiempos de amor y de unidad. Cuando calme la marea de la pandemia, la sociedad necesitará de la fe y de la caridad cristianas y los hermanos y hermanas de San Gonzalo seguro que estarán a la altura.
Nuestro cariño y apoyo incondicional a todos los que sufren y viven en el entorno de la enfermedad. Nuestro Padre Soberano y su Madre Bendita de la Salud serán vuestro consuelo y apoyo más grande en el dolor y el sufrimiento. Seguiremos rezando y entonando la Salve a Nuestra Madre y Reina.
El mayor de los abrazos en Cristo Padre Soberano.
José Fernández López
Hermano Mayor.